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Quien vive con una sonrisa
Por Carlos de la Rosa Vidal
Amanece con dos opciones ante el nuevo día:
Bendecir al universo con optimismo o
Cobrarse las deudas del ayer como ave fría y pesimista.
Dedica sus primeros minutos a entrenar los músculos de la cara,
Escoge ser el responsable de hoy y no el culpable de ayer.
Frena su tristeza y la vuelve alimento para levantarse.
Gesta una sonrisa ante el derrotero de las oportunidades.
Hilvana cada cosa realizada para producir la crónica
Irrepetible de un aventurero de la existencia.
Juzga cada uno de sus pasos para sonreír con sinceridad.
Kilómetros de vacío o descoloridos no hay para
La persona que curva los labios al caminar.
Me gustan las personas sonrientes porque
Nacen otra vez, al abrir cada mañana, los ojos.
Obsequian a los afligidos la medicina natural de la sonrisa.
Platican desde el alma porque Dios los acompaña.
Quienes a pesar de todo se atreven a sonreír
Rompen sus miedos ¡y rebosan lágrimas más que los tristes!
Sólo que recargan la vida en refugios, hasta hoy, sin nombre.
Tienen en sus venas una savia que sus miradas desbordan
Un brillo concebido, no para ellos, sino para los demás.
Velan con su temple por la salud propia y
X la de todos cuantos rodean su gesto de sonrojo.
Y por sobre todo nos gustan los sonrientes porque
Zambullen su sonrisa ¡Para darles vida a los demás!